viernes, 11 de julio de 2008

El muro


Lo peor de la transición de niño a hombre es que recuerdes el fotograma exacto en el que se produjo. Este que aparece arriba es el mío. Bueno, quizá es un poco exagerado pero con el derribo de ese muro sí se ha ido al carajo uno de los pilares básicos. (Buf! estoy tocáo y sentimental si, qué pasa...). La foto muestra el instante en el que una excavadora desalmada echa abajo un muro especial para mi.

Hace ya tiempo, yo tendría unos 10 o 12 años, estaba en la calle todo el santo día haciendo putadas, o en el mejor de los casos pintando fachadas y suelos, entonces, sólo un vecino supo apreciar mi "talento pictórico" y dirigiéndose a mí desde su metro noventa me dijo: -Oye Sergio, si te compro unos botes de pintura y unas brochas ¿te atreverías a hacer un mural con tus dibujos en esa pared? ¿te gustaría?- Respondí un poco acojonado que sí, que... vale! y días despues apareció este vecino (Manolo) cargado de botes de pintura y pinceles, buaf! Imagínate lo que es eso para un crío... Y así, seducido por los colores y la protección de Manolo, fué como se pintó este muro, entre la espectación de todo el vecindario. Ante la avalancha de gente (ningún vecino se quejó) se empezaron a animar todos los chavales del barrio y cada uno aportó algo, el resultado es un mural que guarda cachitos de muchas infancias, es uno de los recuerdos más chulos que tengo. Pero casi todo se viene abajo.

Al día siguiente y 20 años después de aquella jornada, volviendo a casa me encontré con Manolo, en el momento que nos miramos ya se nos notó perfectamente el bajón, y ni un hola ni nada, la primera frase fué - ¿...Has visto Sergio...? -Si, joder...- Vaya conexión, parece que era lo único que teníamos en la cabeza los dos desde el día anterior, je, je, los dos lo sentimos mucho. Pero me alegra que esa persona después de 20 años conserve ese mínimo de sensibilidad para haber captado la importancia que tuvo para mí, y para mucha gente.

Bueno, yo estoy de bajón por ese muro, pero todos aquellos que lo pintaron conmigo y hoy no se les ha removido nada por dentro al verlo hecho escombros sí que están jodidos, pobrecitos.

Antes éramos libres para pintar paredes, pero hoy no pintamos nada. Más o menos esa es la moraleja facilona.